¡Se celebra 150 años de las Mujeres Jóvenes!
Soy una amada hija de padres celestiales, con una naturaleza divina y un destino eterno.
Como discípula de Jesucristo, me esfuerzo por ser como Él. Busco y actúo según la revelación personal y ministro a los demás en Su santo nombre.
Me mantendré como testiga de Dios en todo momento y en todas las cosas y en todos los lugares.
A medida que me esfuerzo por calificar para la exaltación, valoro el don del arrepentimiento y busco mejorar cada día. Con fe, fortaleceré mi hogar y mi familia, haré y guardaré onvenios sagrados, y recibiré las ordenanzas y bendiciones del santo templo.